viernes, 31 de mayo de 2019

Domingo de la Solemnidad de la Ascensión del Señor.

     Jesús asciende hoy a la derecha del Padre. Hace años se popularizó una canción para esta fiesta de la Ascensión: Mirad al suelo, corred la voz de que en los hombres está el Señor… hoy no se puede estar mirando al cielo (M. Manzano - J. A. Olivar). Más allá del canto, que invita a comprometerse con la construcción del Reino de Dios, lo cierto es que nosotros miramos al cielo y al suelo. Miramos a Jesús y su ascensión, pero también miramos a los hombres, nuestros hermanos, para ser testigos de
Aquel que vive junto al Padre, Cristo. Curiosamente escuchamos dos veces el relato de la Ascensión, pues Lucas, autor del tercer Evangelio y del libro de los Hechos, lo sitúa al final de un relato y al comienzo del otro. Su intención parece clara: la subida de Jesús al cielo significa el final de su ministerio y el comienzo de la misión de la Iglesia. Al mismo tiempo, esta fiesta es alentadora para nosotros, porque nos marca también un destino: vivir junto a Dios, alcanzar la felicidad plena que Jesús había prometido. Miramos al cielo con ilusión esperanzada. Miramos al suelo con optimismo comprometido.

     Les dejamos el enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


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