sábado, 30 de marzo de 2019

IV Domingo de Cuaresma

     La bellísima página que hoy leeremos en el evangelio ha sido calificado como "el corazón" del mismo. Muestra la bondad sin recortes, la misericordia completa, el amor desproporcionado… Muestra a Dios como es: un padre amante. Muchas veces nos hemos colocado, seguramente, en la figura de los hijos, o bien el alocado que se fue de casa y derrochó para regresar abatido o bien el hijo mayor que se quedó en sus faenas pero manteniéndose en la arrogancia contra el menor e incluso contra su padre. Pasamos por alto, seguramente, que la misión de todo cristiano es ser como el padre, capaces de acoger a los alejados, de amar más allá de nuestro resentimiento si acaso lo tuviéramos. No es fácil reconocernos pecadores y emprender el camino de vuelta a Dios, confesando que hemos fracasado alejándonos de Él. Pero tampoco es fácil que actuemos como el padre, porque nosotros seguramente habríamos llenado de reproches al pobre muchacho: "yo sabía que esto te iba a pasar…". Qué hermoso camino cuaresmal es regresar a la casa paterna. Y qué hermosa tarea pascual la de acoger al que viene deshecho.

     Les dejamos un enlace con las lecturas y un video del Evangelio.


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