sábado, 28 de julio de 2018

XVII Domingo del Tiempo Ordinario

     El estribillo “Abres tú la mano, Señor, y nos sacias” (Sal 144) recoge el sentido de las lecturas presentando a Dios generoso y providente dando su pan a todo viviente. A partir de hoy, y durante cinco domingos, se interrumpe la lectura continuada de Marcos para leer el capítulo 6 de Juan, dedicado a la revelación de Jesús como alguien que da el verdadero pan y es él mismo “Pan de Vida”. Hoy leemos la conocida multiplicación milagrosa de los panes y los peces, que remite a la primera lectura, donde Eliseo con 20 panes da de comer a 100 personas. Se tenga en cuenta que el gesto del profeta está cargado de generosidad, ya que era tiempo de hambre (cf. 2Re 4,38) y esos 20 panes era la ofrenda de un hombre pudiente hacia su persona, pero él la dedica para los necesitados, pues es firme en la fe del Dios providente: “así dice el Señor: comerán y sobrará” (2Re 4,43).
     El evangelista sitúa el milagro cercano a la Pascua, trayendo así a la memoria la carga redentora de la sangre del Cordero por la cual el pueblo obtiene la vida. La curiosa mención de la “hierba” evoca el salmo del buen pastor (cf. Sal 23). Presenta Juan la figura de Jesús como el profeta definitivo que Dios había prometido enviar y que desde Moisés se esperaba: con menos panes que Eliseo, Jesús da de comer a mucha más gente. La multiplicación de los panes es al mismo tiempo preludio y signo de la Eucaristía, por eso no puede desperdiciarse ni un solo pedazo. La retirada final de Jesús indica que él viene a ajustarse al proyecto de su Padre, no al de los hombres.

    Les dejamos el enlace con las lecturas de este domingo y un video del Evangelio.




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