sábado, 7 de mayo de 2016

Solemnidad de la Ascensión del Señor

    En este Domingo celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor. 
    El jueves pasado se cumplieron cuarenta días desde el domingo de Pascua. Durante ese tiempo Jesús resucitado se encontró con los suyos, mostrándoles la verdad de la Resurrección, y llenándolos de alegría al contemplar sus manos traspasadas, huella de un amor apasionado que, pasando por la muerte, la venció. A los cuarenta días el Señor Jesús subió al cielo, y es lo que celebramos este domingo, reunidos en familia, congregados como Iglesia, en la espera del Espíritu Santo. Además, desde hace cincuenta años en esta solemnidad de la Ascensión celebramos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, un día para fijarnos en este tema tan importante, el de ser una Iglesia que comunique la buena noticia de Jesucristo.
     Lucas es el único evangelista que nos reporta el acontecimiento de la Ascensión y lo coloca como puente de unión entre sus dos obras: final de su Evangelio y principio de Hechos, lecturas que hoy leemos. La Ascensión es el vértice hacia donde se orienta toda la obra de Lucas, de esta manera, toda la misión de Jesús es presentada como un camino de “subida” al Padre, donde la muerte no será un salto en el vacío, sino un paso a la gloria de Dios. La Ascensión no será, por tanto, la subida a una localización geográfica, sino a la esfera de Dios, el reconocimiento final al sacrificio hecho en la cruz. Las apariciones del Resucitado y su interés personal por convencer a los discípulos que ya no pertenecía a la muerte sino a Dios, prueban la gran confusión que supuso para ellos el sacrificio de la Cruz. La Resurrección será el regalo que Dios hace para comprender en plenitud las Sagradas Escrituras. Con la Ascensión, Lucas da por finalizada la misión terrena de Jesucristo, colocándolo junto a Dios Padre en el cielo. La carta a los Hebreos nos presenta la muerte de Jesús como el más perfecto de los sacrificios. Compara el resultado de este sacrificio, a saber la entrada de Jesús en la morada de Dios, con la entrada del sumo sacerdote en el Sancta Sanctorum. Mientras el sumo sacerdote entraba en un santuario “hecho por mano de hombre”, Cristo ha entrado con nuestra carne “en el mismo cielo”. Allí intercede en nuestro favor ante el rostro del Padre.

Les dejamos el enlace con la Palabra de Dios y el video del evangelio.


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