sábado, 14 de mayo de 2016

Domingo de Pentecostés

    Este domingo celebramos la Solemnidad de Pentecostés.
    Es el momento del cumplimiento de la Promesa del Padre, que irrumpe con fuerza en la comunidad y que supone para los discípulos el bautismo en el Espíritu. El mismo Espíritu es el que habitará
guiará los pasos de la Iglesia naciente, posibilitando el testimonio valiente de los discípulos y anunciando a todos el amor misericordioso de Dios.
    Hoy, somos nosotros, los cristianos, lo herederos de esta promesa y el Espíritu Santo sigue llegando a nosotros capacitándonos para la tarea de la Evangelización. Infunde en nuestros corazones el deseo de Dios, el anhelo de una vida de santidad y el celo por dar a conoce la “alegría del Evangelio”.
    Con el impulso misionero que supone este acontecimiento del Espíritu, celebramos hoy el día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar.
    La contundente afirmación del Apóstol (1Cor 12,3) resume el misterio de Pentecostés. “Jesús es Se- ñor” es el núcleo de la fe cristiana, ya que “Señor” expresa no solamente la divinidad de Jesús, sino su acción vital y salvadora en la Iglesia. Este salto en la fe sólo es posible bajo el impulso del Espíritu, cuya efusión es descrita de modo diverso en Hechos y Juan. Así, en Hechos el viento y el fuego simbolizan la presencia divina (Ex 3,2; 20,24; Sal 104,4), y la forma de “lenguas” indica que los apóstoles son capacitados para hablar con claridad y audacia a todos los pueblos de “las grandes obras de Dios” (Hch 2,11). En Juan es el propio Jesús quien confiere el Espíritu con un gesto (soplo) que es signo de una nueva creación (cf. Gn 2,7). Con el don del Espíritu Santo comienza un mundo nuevo en el que, mediante el envío misionero de los discípulos, se inaugura el nuevo Israel que por la fe cree en la obra de la salvación y en la resurrección. De este modo, ambos textos coinciden en la misión universal como consecuencia de la efusión del Espíritu, pero el pasaje joánico añade un último dato esencial. La misión comporta la remisión de los pecados (Jn 20,23), pues, desde Pentecostés, la misericordia y el perdón constituyen la tarea que la Iglesia es invitada a cumplir rechazando el pecado que se opone a la luz, pero acogiendo al pecador arrepentido que se adhiere a la palabra de Jesús.

Les dejamos el enlace de las lecturas de hoy y el video del Evangelio.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario